La oscuridad puede ser desafiante, así como conocer a alguien nuevo, comprar un libro de temáticas evadidas, viajar a lugares diferentes, mirarse al espejo sin buscar defectos, encontrar la paz mental. Suena contradictorio que la tranquilidad absoluta sea desafiante, desequilibrante, quemante. Es así, no por su calidad de calma, sino por lo fortuita que puede aparecer y parecer.
Se complejiza el proceso cuando no hay certeza de desear silencio, oscuridad y cese de movimientos. En ocasiones, hay que aprender a tomar las cosas como vienen y no hacerse tantas preguntas, abandonar a la estúpida-odiosa Carrie Bradshaw y llamar a David Byrne, que más que preguntar e interrogarse a sí mismo, toma lo que hay, lo analiza, lo desarma, arma y consigue una, solo UNA conclusión no cuestionable ni re-desarmable ya que se llegará al mismo resultado.
sábado, 14 de julio de 2012
No more empty words
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