domingo, 28 de agosto de 2011


Esta noche me siento como una sinfonía ininterpretable, donde ninguna nota musical tiene el suficiente sentido para ser generada para romper el abrumador silencio. Y no sé realmente quien soy y no tengo ni idea qué es lo que quiero de verdad. Me perdí, de veras, esta vez me perdí. Noches en vela pensado una y otra vez la misma y diferente cosa y nada. No sé si pueda sentirme tranquila alguna vez, algún día, algún preciso y corto minuto de mi existencia. Es como si un ultrasonido retumbara en mis oídos una y otra vez sin parar y cuando por fin se detiene y logro claridad, siento una estocada en el pecho y todo ha acabado (o quizás empezado, otra vez). Quisiera claridad mental, paz, un respiro pequeño, una carta recibida de esas esperadas con anhelo, más tiempo, volver al pasado, encapsularme y regresar a mi infancia, tomar mejores decisiones, ignorar a los ignorables y considerar a los considerables, dejar pasar las palabras que me hacen daño y recordar las que me hacen grande, olvidar de una vez por todas todos los fantasmas que suelen acecharme de cuando en vez. Puede que así, sea la única manera en que pueda realmente ver claramente y aprenda a continuar con mayor simpleza eliminando toda complicación que no tiene relevancia alguna.

No hay comentarios: