sábado, 11 de diciembre de 2010

Si lloré y si supliqué ¿Cambiará esta noche nublada?

Me desvanezco en lágrimas que nunca recorren mi cara, que ya perdieron su estado normal, que mutaron de líquido a gaseoso, que flotan en el aire y así nadie nota que en realidad en ocasiones suelo llorar, aunque lo odie rotundamente.
Y he desaparecido del mapa un par de veces y pronto aparezco nuevamente. He intentado sostenerme, muy fuerte, mientras la marea me lleva muy lejos. En ocasiones logro zafar pero en otras simplemente me rindo y me dejo llevar.
Y cuando pienso en algún pensamiento, no sé si sea capaz de compartirlo.
Podría esperar una llamada telefónica que nunca se efectuará, podría desear que nadie de mis seres queridos muriera pero sería desafiar a la biología, podría esforzarme en bajar la estrella más alta del cielo sabiendo que nadie ha construído una escalera tan larga, podría cantar la canción más hermosa pero la destrozaría con mi desafinación.
Puede que no esté lista para desaparecer, aunque mientras más lo pienso, menos lo asimilo, mientras siento una cercanía lejana bordeando mi piel que me incita a continuar y brillar, por más que siento que mi luz se va, se la roban los recuerdos y los malos amores, las personas que me desean mal y los envidiosos.
Cuando era más chica rezaba siempre, todos los días, todas las noches y me quedaba dormida recitando las oraciones que me sabía, las repetía una y otra vez hasta no resistir de cansancio y simplemente cerrar los ojos. Luego de grande dejé de rezar, no recuerdo la razón puntual, pero dejé de hacerlo. Cuando estaba muy pero muy aproblemada o triste rezaba, volvía a mis inicios, al punto donde partí, al centro del círculo. Anoche recé, nuevamente recé.

(Título sacado de "Dissappear" de Beyonce)

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