sábado, 24 de octubre de 2009

Si al hacerlo me desgarras


La mirada resuena en mis oídos como una despedida fulminante que puede ser evitada pero que el tiempo en algún momento me pasará la factura y solamente con un pestañeo acabará con todo, alejando de mi aquel soporte tan importante de estos últimos meses. Si los ojos se llenan de lágrimas no es mera coincidencia, es porque algo más ha traspasado además de romper la barrera del sonido entre mis tímpanos y mi voz. Quisiera alejarme pero no lo haré, quisiera quedarme pero no lo haré. Entre la oscuridad del invierno encontré un par de faros brillando en la oscuridad que me indicaron unas estrellas que estaban titilando en el cielo sobre mi cabeza y que yo no había visto. Una cuerda se desprendió de ellas y solamente tenía que atarme a ellas, trepar hacia el cielo, para acostarme en una nube y mirar la vida desde arriba, como testigo, desde las alturas para contemplar todo y no perder ningún detalle, de esos tan importantes y detallistas que suelo amar. He trepado aquellas cuerdas y me refugio un par de veces al día en las estrellas, me siento sobre ellas a esperar que mi vida mejore, que la tranquilidad tan anhelada venga a mí y me haga completamente feliz como siempre he querido. El aire puede ser apasible realmente. Esa mezcla de partículas mejora mi día a veces y otras lo arruina. Son combinaciones esporádicas bizarramente extrañas mientras sueño las mismas cosas y observo mis acciones monótonas que no han cambiado cuando busco desesperadamente un motivo para estar de pie, aquí, respirando. La inconstancia produce intermitencia y desechar los deseos que suelen nacer un martes y morir el jueves, dándoles pocas posibilidades de ser algo a largo plazo, algo duradero, quizás algo más prolongado. La estela de la estrella más grande hoy está frente a mí y solamente espera que tome el control de las cosas, que siga sintiendo, que respire aún y que por fin me encuentre, aunque lo más probable es que si me muevo hacia otro lugar, cuando menos lo espere, al llegar al aeropuerto, veré mi reflejo en las enormes puertas de vidrios y sentiré que por fin llegué a casa, a mí misma.

(Título "Trátame suavemente" de Soda Stereo)

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