jueves, 24 de septiembre de 2009

Confieso que estaba perdida en las páginas


En la esquina esperan tantas cosas, una vez leí que el amor te espera en la próxima vereda pero que el dolor está en todos lados ansioso de acechar a cualquier persona vulnerablemente feliz que transite por los alrededores. Creo que rezar no salvará ni al alma más devota de la perdición, confusión, dolor, heridas y decepciones. No me explico cómo Dios escuchará a tantas personas hablando, susurrando, murmurando y pensando a la vez. No sé si tendrá asistentes, secretarios, escribanos o simplemente en su capacidad de ser todopoderoso con habilidades sobrenaturales puede lidiar con todo eso solo.
Caminar por sí mismo, seguir adelante, retroceder, pensar. Uno por uno. Buscando rescate. La paciencia es algo intangible, es una palabra, algo que no se ve ni se toca, solamente está y algunas personas lo tienen inmerso en su ADN, otros no. El diablo vivirá en la eterna soledad, un vacío enorme de perseguir almas de por vida, hasta el infinito, por un tiempo indefinido hasta que nazca otra leyenda del mal que pueda igualarlo o superarlo en el mejor de los casos. No quiero esperarlo, ni sola ni acompañada, no quiero.
Camino de vuelta recé a alguien sin nombrarlo, tocando mi pelo, con la mirada perdida, pensando que sucedió hace mucho tiempo atrás, cuando mi mirada estaba nublada y borrosa, cuando todo era una nebulosa de aquellas, buscando una piedra, algo sólido donde sentarme para poder pensar sola. El arrepiento llega hasta aquel día, en que todo acabó, colgado de una cuerda alrededor de su cuello. Para estar solo. Pacientemente pero con unas fotografías en blanco me senté a pretender ser feliz, visualizando lo que podría ser el futuro, las próximas cosas buenas que podría saborear.

(Título sacado de "Like a Stone" de Audioslave)

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