Y se desvanecerá otra vez

Y si el infierno se llamara noche, todo tendría más sentido para mí, sería más fácil de entender e innecesario de explicar, aunque no debería molestarme en ello. El fuego es oscuro, no tiene olor y no quema, solo duele, pero no como quemaduras. Duele de tal forma que las lágrimas no tardan en escapar de mis ojos.
Quisiera saber que soy capaz de ahogar a mis demonios, a los fantasmas que están alrededor. En algunas ocasiones quisiera entregarle mi cuello a un vampiro y esperar que trague hasta la última gota de sangre y que me reclute como una más de su especie. Pero sé que no sería capaz de lidiar con eso. Somos lo que somos y es así.
Las cosas no cambiarían, incluso serían peor. La vida nocturna me transformaría en una criatura miserable, en un ente sin alma. Acabo de descubrir que la noche me resulta nociva, tóxica. Aunque es un maldito vicio: mientras más daño me hace, más permanezco despierta, el insomnio se apodera de mí y no me deja respirar. Tan lejos aquí cerca siento que podría cambiar, que debería saltar sin miedo a caer. Puede que mientras esté sintiendo el viento en mi cara un rayo parta el suelo y nunca llegue a él. Una caída infinita.
Y no queda luz, nada. No sé si un subterráneo sea seguro. Podría sufrir un ataque claustrofóbico fulminante.
No sé qué es mejor. Quisiera escribir muchas palabras en el techo de mi habitación. Mañana lo haré. No quiero que miren a través de mí, que nadie conozca mis secretos y así el día mantendrá la confianza. Estoy tan lejos de aquí, flotando en el más allá con la capacidad de estar donde yo quiera, pero no quiero, la verdad es que no quiero. Si tan solo pudiera huir o quedarme. No quiero mirar mi espíritu, espero que sea invisible para evitar verle la cara. La noche no me agrada, ya no. Cada día que pasa le tengo más miedo. Ojalá no sea eterna. Hay un vampiro esperando en la esquina y yo sé que viene por mí.

(Título sacado de "Street Spirit" de Radiohead)