miércoles, 19 de agosto de 2009

Entre mis llagas: En la quietud que no quise olvidar


Probablemente sí, o tal vez no. Hoy pienso en todo y en nada. Escuché tantas pero tantas palabras hoy y cada una tan certera que quisiera hacer oídos sordos, pero esa es la gracia de la audición, es el único sentido que no puedes bloquear con tu propio cuerpo, ya que el estímulo y la onda viajan por el aire hasta tu oído y se decodifica en tu cerebro para entender el mensaje que pretenden que llegue a tí.
¿Será un buen camino? ¿Estaré en el camino correcto? Dicen que el show debe continuar, que las cosas vienen y van, vienen y van, van y vienen, van y vienen, vuelven y se marchan, y hay segundas vueltas, a veces terceras e incluso cuartas, hay cosas nuevas como también hay cosas viejas, creces y te vuelves inmaduro, sabes todo y luego un día cierras los ojos, despiertas y notas que no sabes nada. Un viernes lo tienes todo y un sábado no tienes nada. Nadie tiene certeza de qué es la vida realmente, de cómo es, pero la única claridad es que todo puede pasar. Puedes estar arriba, como puedes estar abajo. Puedes estar respirando todo el oxígeno existente como puedes permanecer debajo del agua sin capacidad de flotar.
Hay tantas culturas, tantos animales, tantas plantas, tantas personas, que a veces me pregunto ¿Qué pasa por sus cerebros (en el caso de tener, las plantas al menos no tienen, pero algo deben sentir)? ¿Cómo viven sus vidas? Una vez leí que existe un pez que olvida todo, que su memoria no dura más de 24 horas.
"Dicen que la memoria de algunos peces apenas supera unos pocos segundos. Tiene gracia si vives en una pecera: a cada vuelta, puedes descubrir y descubrir, una y otra vez, el mismo castillo sumergido. También tiene su inconveniente siniestro. La memoria del pez es tan corta que, a cada rato, debe acordarse de respirar. Toda su vida se resume en una infinita sensación de ahogo".
¿Ven? Si es tan verdad eso que dicen que antes de ser monos fuimos peces. El ser humano no se acuerda de las cosas hasta que se siente mal, hasta que tiene alguna dolencia o hasta que siente que su vida se derrumba a pedazos paulatinamente cada día más rápido. Desde hoy, seré un pez (glup, glup).

(Título sacado de "Entre mis llagas" de Leche)

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