lunes, 8 de diciembre de 2008

No existe "yo" en un trío


El tiempo ha pasado y nisiquiera nos hemos pronunciado el uno con el otro. No me interesa. O quizás sí. Si me interesa y es evidente del solo hecho de mi obvio desinterés creado. Siento que "creado" no es la palabra correcta. Fingido. Desinterés fingido ha tomado poder, cuerpo, alma y voz en mí. Es bastante contradictorio pensar estoy hoy, cuando estuvo en mi mente por más de un par de meses pero menos de unos años. Cuando comienza el pensamiento a desvanecerse en mí, lo analizo y recapacito sensasiones y vivencias. El desinterés fingido es una especie de autocoraza para no destruir mi corazón nuevamente con la misma herramienta que una vez fue roto. No sé si lo leí una vez o lo inventé sin darme cuenta, pero lo que se rompe una vez con algo preciso, puede volverse a romper con mayor facilidad con lo mismo. Quizás la mayor maldición de ser joven es que piensas que nunca morirás, que eres inmortal y eterno, invencible, que aunque pasen tres camiones sobre tí, te caigas ocho veces de un treceavo piso aún estarás intacto y sin nisiquiera un hueso trizado. Puede ser, o quizás sencillamente es así.
No nos pronunciamos mutuamente, siento que así es mejor. Cuando algo termina, termina. Puede que el orgullo cause ese efecto, esa especie de restricción de acercamiento a miles de miles de kilómetros a la redonda. Puede que sea nocivo el orgullo pero funciona bien como escudo para curar un corazón roto. Es contradictorio pensar que me había jurado que por más que me dañara, yo seguiría a su lado no de un modo amoroso, pero siempre en su vida, menos presente tal vez.
Un lápiz abandonado, lágrimas secas, tiempo perdido, una batalla solitaria, las tormentas con sus luces, tu voz a mi lado, la dulce respiración de los recuerdos está sacudiendo mi oído.
Su cuerpo, alma, voz, pensamientos; el amor verdadero; mi cuerpo, alma, voz y pensamientos. No existe "yo" en un trío.

(Título sacado de "No I in threesome" Interpol

No hay comentarios: