domingo, 11 de mayo de 2008

Cuando la verdad es...


Reptó hacia mí de una forma fugaz, instantánea. De pie la observé un momento mientras escondía su cabeza entre sus amplias manos. Algo dijo y no pude escuchar. Luego me hacía señas y yo no podía ver con claridad. Tocaba mi pierna y yo nada podía hacer. Reptó hacia mí de una forma ágil, silenciosamente. Sus oscuros ojos me buscaban mientras yo tenía la mirada perdida nosé donde. Nunca pude encontrarme, no pude encontrarme esa tarde de noviembre cuando todo parecía normal pero caótico. Yo me mantenía inmóvil de pie, sin mover un solo músculo, ni pestañear. Pensaba...no me preguntes qué, pero pensaba. Una sola luz había en todo el lugar, una pequeña luz en ese cuarto oscuro donde las paredes eran negras y las ventanas habían sido clausuradas. No me importaba, solamente necesitaba pensar mirando esa pequeña luz, siempre fui igual, ella una vez se rió y dijo "me gusta tu fotofílica forma de ser". Y reí. Me reí en su cara, porque nunca había oído algo tan ridículo que bordeara tan extremamente lo absurdo. Reptó hacia mí de una forma suplicante, dolorosa. Una gotera sonaba en el fondo del pasillo pero no sabía con exactitud de donde provenía, solamente veia la puerta y oscuridad. Moví la cabeza hacia adelante y luego hacia atrás lentamente, cerré los ojos y comencé a respirar en tres tiempos. Solía quedarme de pie y quieta pensando en todo, y esa tarde no fue la excepción. Reptó hacia mí de forma agónica. Me miró con los ojos húmedos mientras tomaba mi pierna rogando.-¿Rogando qué? No entiendo lo que me pides, no entiendo lo que quieres, ¿Podrías hablar más fuerte que no puedo oírte? Creo que tu voz ha muerto y no articulas palabra alguna. Comienzas a desesperarme, quizás yo no puedo escuchar o eres tú quien no puede hablar, no entiendo-. La paciencia se había agotado y sentía cómo las últimas moléculas de aire ya no existían, podría morir en cualquier momento, quizás había llegado la hora sin siquiera notarlo, aunque la ironía de mi vida nunca estaría ausente y menos esa tarde, cuando la muerte era casi invisible, muy poca cosa para ser notada. ¿La muerte? ¿Poca cosa? Ni siquiera esa tarde pude dejar la ironía de lado, ese sentido del humor tan torcido que muchos años cultivé. Reptó hacia mí de forma bizarra, avanzó a velocidad galopante y se puso de pie. Me miró de forma desafiante y se abalanzó sobre mí. La muerte puso su mano bajo mi mentón y me golpeó con dos dedos extendidos la mandíbula tres veces. Me desvanecí y caí de rodillas a sus pies. Me mató, a pulso y con miradas diferentes en menos de una hora me mató. A pulso con tres golpes bajo el mentón, la muerte me encontró. Un timbre desagradable sonaba. Eran las 5.00 a.m. y de un sobresalto desperté.

(Título sacado de "Warning sign" Coldplay)

No hay comentarios: