domingo, 6 de septiembre de 2015

Eatpraylove

Bendita Elizabeth Gilbert. Huí constantemente de ver "eat, pray, love" solo por pereza. Quizás hace unos tres o cuatro años atrás fui a una feria del libro con mi papá y no encontré ninguno de mi interés, pero el primero que vi fue el que inspira a la película y luego de dar varias vueltas, entre irme con las manos vacías o llevarme un libro que presentía que podría ser bueno, se lo pedí y me lo regaló.
Hoy vi a pulso "eat, pray, love", entre pausas de ordenar mi pieza, lavar la ropa de cama, bañar a mi perrito, lavar loza y muchos "lavares" más. Elizabeth hace hincapié en no estar por estar, en no quedarte porque sí, por miedo al cambio, por tristeza a dejar cosas atrás, porque aferrarse enfermizamente a lo que te hace infeliz pero esperando que con el tiempo eso mismo te haga feliz, es un error.
A veces tengo miedo, a veces rabia, a veces pena, a veces mucha energía, a veces motivación, a veces terror, a veces miedo y todo vuelve a comenzar. No sé mucho de historia universal, pero creo que debería leer más. Tengo muchos cómics pendientes por leer, series por ver, películas que disfrutar, comidas que probar, personas que conocer, canciones que bailar, lugares a los cuales ir, locuras por realizar, sueños por buscar, experiencias que sentir e ideas que plasmar (en letras). Y lo haré, no sé si hoy, dentro de un mes, pero sé que lo haré. Probablemente necesito recomenzar, dejar atrás todo, esa zona de seguridad en la que he me refugiado por estos veintiséis años y no pensarlo más. El miedo me retiene, pero tengo que ser capaz de retener el miedo, en un frasco con una tapa a prueba de niños y que no se pueda abrir ni el frasco romper. Mis sueños no son corrompibles, mi paciencia no es eterna, las segundas oportunidades no las regalaré, no pretendo entregar mi cabeza en una bandeja de plata a quien no la merezca. En verdad nadie merece mi cabeza, ¿Qué haría sin mi cabeza? Claro, no podría peinarme diariamente ni usar los lentes que tanto me gustan. Puede que no regale mi cabeza pero si mi corazón a quien sepa como aprehenderlo entre sus dedos, mis manos a quien aprecie mi trabajo, mis palabras a quien aprecie mi amistad, mis piernas a quien merezca reunirse conmigo, mis ganas a quien merezca que las deposite en él y mi reloj fucsia favorito que compré en Perú a quien merezca mi tiempo.
He fallado, pero eso hoy no importa, he cometido muchos errores y Sufjan Stevens lo sabe, porque él escribió esa frase, aunque lo claro es que los he cometido en mi mente (I've made a lot of mistakes in my mind, in my mind). Cabe preguntarme si significa que solo inventé los errores y los asimilé como tales no siendo equivocaciones o si erré pero no se notó y solo yo quedé con la sensación del desacierto.
Mi paciencia se descalibró desde infinita a nula, corrió de un extremo a otro, lo cual me desarticuló, pero luego fui capaz de agradecerlo: no es normal soportar todo ni a todos, aunque también es anormal la intolerancia a lo animado y a lo inanimado. Pero claro, ¿la gente pide pruebas en el camino? Si me muestro intolerante, tómalo como un obstáculo que debes sortear para que yo vuelva a tolerarte. Lo barato sale caro dicen. Si soporté subir montañas empinadas, no creo que sea gran trabajo por parte de terceros trepar un pequeño monte de arena que de vez en cuando les pongo en frente solo para saber cuánto lo desean.
Mis paradigmas fueron derrocados, mis afectos rotos, mis motivaciones truncadas, pero soy capaz de abrir los ojos cada mañana, comer ese pan tostado con palta que mi papá diariamente me prepara, subirme a su auto para que me encamine al trabajo, subirme al metro atiborrado, luego a una micro, luego trabajar y producir como un caballo de Teletrak.
Soy capaz de observar con claridad mi errores, los huevos depositados en la misma canasta una y otra y otra y otra vez. Fui justa con lo que yo deseaba en ese momento, pero fui injusta con muchas personas y situaciones, me traicioné a mi misma de pasada. Hoy soy capaz de reconciliarme con mis fallas, de enmendarlas, de enhebrar esa aguja con la dificultad añadida de mi miopía y reparar esa tela, unir los trozos rasgados y recomenzar. Puedo mirar desde otra perspectiva mi vida, en modo de desdoble y valorar, atesorar a quienes han estado en las graderías por tanto tiempo, deseando cambiar de ubicación, lo cual yo nunca permití, nunca fui capaz de abrir esa pequeña puerta y dejarlos avanzar al palco, al mismo escenario conmigo, ahí, a mi lado, codo a codo. Si el horóscopo chino dice que soy una serpiente, debo continuar observando, con calma pero sabiduría, con la paz que a veces me falta y que la leo en abundancia en mis documentos.
Hoy saqué hueso por hueso, cartílago por cartílago de mi esencia y tal como un juego de legos, lo rearmé, me costó saber donde iba cada pieza, encajé mal algunas partes, pero pude separarlas nuevamente y ubicarlas donde corresponde. Nadie asegura que resulte, pero tampoco pido certezas, solamente atesorar que lo intenté, me esforcé y dejé la piel en ello, haciendo tripas el corazón, con la dificultad que eso conlleva, pero al momento de respirar, darme cuenta que al menos continúo funcionando y solamente falta una marcha blanca para comprobar si sirvió en realidad, aunque en el fondo de mi alma, la cual nunca he visto y no sé si tenga, sé que es lo mejor.

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