domingo, 7 de octubre de 2012

Viento Otoñal

Hoy entiendo el por qué de las cosas. De muchas que nunca creí que podría resolver. Hace muchos años deseé pololear con alguien y nunca pasó. Hoy soy capaz de darme cuenta de lo que se siente, de ponerme en sus zapatos. Es un poco aterrador, pero tolerable. Los domingos no se caracterizan por ser lindos, pero sí por dejar ese sabor agridulce, de algo muy bueno para ser cierto y algo muy potente a la vez. Los domingos me resigno a atesorar las sensaciones que innatamente son más fuertes que otras, en palabras que se cruzan, en saludos y despedidas, en olores que te persiguen todo el día, en vueltas en auto bajo la lluvia torrencial, en un acercamiento y reencuentro con Holden, en demasiados pensamientos que no soy capaz de ordenar, sin discriminar lo que es ruido y lo que es información, sin capacidad de filtrar porque el corazón golpea contra la clavícula fuerte, con rabia, desafiando lo correcto, la voz que suena en mi mente sobretodo antes de ir a dormir. Probablemente ninguna de mis ideas tenga sentido. Hay momentos absolutos de verdades, pero nunca verdades absolutas porque es relativo a la arista desde la cual los ojos ven, crucense o no, un día o algún día. El tiempo es absoluto, lo abarca todo, elimina los sonidos externos, las personas que rondan, el paisaje de cemento que se mueve. La verdad no es absoluta porque los sentimientos no lo son, son grandes pero siempre divergentes.


Published with Blogger-droid v2.0.4

No hay comentarios: