lunes, 3 de enero de 2011

Ella se toma un tiempo pequeño en arreglar su mente

Y me derrotaron. Me las dí de invencible y con una sola estocada me hirieron. Fue una larga incertidumbre. Es como sentir que te enterraron una espada en las entrañas, sabiendo que tienes una hemorragia interna y no puedes saber cuánto daño real te causó eso hasta que quiten el metal filoso de tu cuerpo, cuando salgan los litros de sangre de tus rotas venas. Tuve en mi cuerpo aquel elemento varios días, sin saber realmente si saldría malherida, victoriosa por un milagro o sencillamente muerta. Entre tres opciones, lastimosamente se aplicaron dos. Me siento profundamente triste, adolorida, agónica y cada treinta minutos muero, me veo morir, veo mi vida pasar frente a mis ojos y luego revivo para volver a sentir aquel dolor punzante, constante e intermitente de un fracaso, de sentirte una perdedora, de ver tus sueños derrocados por una situación que se escapó de tus manos, de mirar hacia atrás recordando aquel sentimiento de inmunidad que me daba de respirar, para que una noche, como la que pasó, me aterricen de golpe contra el suelo. Ya no me quedan entrañas que dañar, lágrimas que llorar, frustración que sentir, ni rabia que exudar, porque me acostumbré, porque desde hace unos días que era algo que convivía conmigo, que me arrastraba hacia abajo, a las profundidades, que me hace pensar que no puedo tener lo que quiero ni lo que deseo, que si me esfuerzo, eso siempre será mediocre en comparación a lo que debí sacrificar, que escuché penurias ajenas y me desgasté, absorbí las tragedias de otras personas a modo de catarsis para ellos, donde yo sentí la tristeza para alivianarles la carga y hoy, mientras lloro, ninguno de ellos está a mi lado, lo que me frustra exponencialmente, porque no porque uno esté para alguien, implica que ese alguien estará para tí, pues finalmente rige la ley de que cada uno debe rascarse con sus propias uñas, afilar sus propios colmillos y tener un estado de alerta hipersensible para estar atento a cada situación mala que pueda rondarte. Intento respirar y es difícil. Puede que para algunas personas ésto suene a exageración porque hay mil cosas peores en la vida, pero para mí, esto es una de las cosas peores y bien peores que nunca quise que me sucedieran ni pensé que me acontecerían. He comprendido que la vida no es un video juego, que no hay segundas oportunidades válidas. Y ahora no sé cómo continuar, tengo claro que debo hacerlo, pero intento buscar las formas de planificar el cómo.

(Título sacado de "The trick is to keep breathin" de Garbage)

No hay comentarios: