miércoles, 9 de diciembre de 2009

Cinta de video

Quisiera saber realmente qué hacer o sentir sin censurarme una vez más mientras el tiempo pasa y puede perdonarme los errores y los minutos perdidos que he desperdiciado con rencores y orgullo cuando todos duermen sin sentir mi presencia. En madrugadas como ésta suelo estar malhumorada por una serie de cosas que solamente yo entiendo y siento. No sé si el camino correcto sea seguir caminando sin descanso hacia un lugar llamado futuro. A veces quisiera querer más. Negaré las sonrisas a quienes no deben verlas ni experimentarlas porque me cansé de dar en el gusto a cada individuo que transita cerca de mi vida. Solamente en tardes eternas quiero conversar, creo que hoy no hablaré, me encerraré, inventaré un escape imaginario donde solamente yo pueda saber en qué lugar realmente estoy escondida sin tregua alguna. Me he fumado la vida, me he bebido la existencia misma en estos meses, he llorado como nunca antes lo había hecho y la tormenta ha pasado. Admito que me da más miedo la calma que la tormenta. La tormenta tiene revuelos, viento, olas, desastres naturales que sabes que vendrán, pero la calma es una quietud que ensordece, donde los sentidos no funcionan y te congelas en el tiempo, no te permites sentir ni llorar, desear ni soñar. No quieres sufrir y lo bloqueas. Borras todo recuerdo, todo dolor, cada tontería que antes te hizo sonreír. A veces quisiera caer sin volver a levantarme porque estoy agotada, sigo cansada, no tengo una noche de descanso reponedor. No encuentro el botón que pause la sinapsis de mis neuronas y me deje sin pensar una sola puta tarde. Mi mente es promiscua y zigzaguea de un tema a otro. Tengo sida sicológico. Mi cerebro debería estar en stand by un par de meses mientras me esmero en disfrutar de la buena vida, de las fiestas y de los mayores vicios, los más prohibídos que puedan existir, los odiados por todos, los moralmente restringidos y pasearme por las caras de quienes juzgan, hacer una mueca y burlarme de ellos aludiendo a mi agilidad y mi falta de respeto hacia los espacios compartidos. No quiero esperar ni quiero encontrar nada. Mi mirada está dañada mientras nada cambia, las cosas siguen igual y hay noches en que quisiera que mi final fuera otra. Son luces que solamente te quitan la vida, que absorven las energías nulas que transitan por tu aura y eso que llaman alma. Mi alma muere poco a poco. Tiene una gangrena en un estado avanzado. El aburrimiento es algo arbitrario y el dolor sobrevalorado. De mis entrañas saldrán pirañas que se comerán cada sueño que intentaré gestar dentro de este tiempo. No quiero soñar, imaginar ni divagar. Quisiera que un día de éstos mi mente hiciera un cortocircuito y se apagara místicamente sin previo aviso para que esta película no pueda ser terminada, ni vendida ni exhibida en todos los cines del mundo en una avant premiere costosa. Voy a corres muchas millas para regresar donde mismo. Siempre es así. Corro en círculos. Esquivo los obstáculos, salto los baches, me levanto y limpio mis rodillas rasmilladas y sigo corriendo en el mismo círculo mientras todos hablan de sus propias vidas. Muchas horas aquí y sé que serán varias más. Algunos días sin dormir y otros sin comer. Mis pasos se han ido tras de mí, no pretenden seguirme ni acompañarme. Desde hoy comencé a caminar sin mi sombra, sola, sin mis pasos, ni mi alma. El cuerpo es una cosa, el alma es otra y la vida es algo completamente distinto. Las mentes pueden ser torcidas y siempre han dicho que la venganza es un plato que se sirve mejor frío. Siento que mi banquete está congelado y lo peor del caso que se ha descompuesto. La venganza ya no es opción, ya pasó, ya murió, ya fue. Son estados catatónicos donde la locura te embarga hasta el pensamiento más insignificante mientras el techo se aproxima a tu cabeza y las paredes comienzan a acercarse a tu cuerpo dejándote sin salida mientras has perdido tantos meses en ansiosas estructuras que no sabes cómo suplir.

(Título sacado de "Videotape" de Radiohead)

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