domingo, 15 de noviembre de 2009

Y está cubierta de miel, siempre busca otra piel.


En su mirada se puede ver. Desea desearla. Mira su piel y desea poder mirarla horas de horas. Peligra en el cielo al caer. El deseo puede ser más fuerte. Sabe por qué la desea. Sus piernas, su voz, su pelo, su olor. La desea aunque siempre busca otra piel. Su mirada está cubierta de miel. La pasión no se puede controlar solamente con quitar la mirada y pensar que ella no está disponible. La desea contínuamente. Desde el primer día. Todo fue paulatinamente, tardó un par de años en hacerse manifiesto luego de compartir una cama, sin pasión en acciones pero sí en palabras y pensamientos secretamente compartidos. Ella mentirá. La desean y ella también desea, en su mirada se ve, en sus pupilas dilatadas mientras mira el sol sin saber por qué, mientras narra sus antiguos amores de deseos ocultos cuando la infidelidad era el motor de su vida. Ella se escondía y se reflejaba en el deseo ajeno. Ella buscaba otra piel pero de forma pausada, de forma silenciosa. Ella es capaz de ver a alguien que puede tener sus mismos instintos y dará la señal para que se avalancen sobre ella. Quien la desea, desea darle placer a ella, conocer sus fragancias, sus sonidos, qué esconde bajo esos pantalones, de qué color será la ropa interior que usa. Es una pasión frenada por el miedo al rechazo, pero que en el fondo será una aventura a largo plazo sin fecha de caducidad en un acuerdo mutuo. La desea completamente. En la cama ella está de frente observando sus ojos mientras su novio conversa con otros. Ella siente que la desean. No se molesta en dar a entender que la desea. Quien la desea y ella misma, saben que habrá un próximo encuentro, en la oscuridad de la noche mientras todos conversan de cosas triviales sin importancia. Ella espera ese encuentro, busca la forma de tenerlo. Aún la desea, cuando la imagina escondiéndose o inventando excusas para el próximo encuentro, aún la desea. Incluso con más fuerza. Hoy no es amor, es solo pasión. Puede que más adelante sea amor, pero unilateral, donde alguien salga dañado. Desea desearla sin pensar en las consecuencias que ésto pueda traer. Necesita un motivo, que su mente siga, que sea un juego de contacto entre dos donde todo esté permitido y no hayan más invitados al juego, que las reglas sean arbitrarias, mutuas y secretas. Un pacto, de esos irrompibles que se guardan en silencio. Se refleja en la tempestad, con olor a miel, imaginando locuras en cualquier tarde, en alguna fiesta, donde apesar del ruido, solo exista ella y quien la desea.

(Título sacado de "Sirenas" de Nicole)

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