jueves, 24 de abril de 2008

En llamas me acosté en un lento degradé


Se sentó frente a él, se miraron un momento, prendió la grabadora y solamente le preguntó cuando estaba listo para comenzar a hablar. Él sonrió y dijo que empezaría a divagar en el momento menos esperado cuando su imaginación estaba tan libre que no se sentía presionado por nada, cuando se sentía volar por el aire, cuando olvidaba que la gravedad era una regla, cuando todo era posible, cuando todas las voces en su cabeza tenían solamente su tono de voz, un mismo timbre, un tono único, una voz al unísono con pensamientos y sensanciones algunos contradictorios. Ella lo observó y pensó que podría ser el trabajo más tedioso de toda su vida, tener que escuchar a un pobre tipo que lo único que hacía era pensar todo el día, que escribía lo que se le venía a la mente, que intentaba dilucidar su vida perdiendo su vida propia, que pensaba más de treinta veces las mismas cosas y no por eso todas se harían realidad. Puede ser justo o injusto, depende de como lo quieras ver, puedes ser un rostro televisivo, puedes ser anónimo, siempre te vas a quejar por algo, el amor, no siempre es amor. Hay dolores que no curan, heridas que no se borran, cicatrices que quedan, enfermedades que no pasan y lo peor son las plagas, cuando llegan no tienes como sacarlas ni como eliminarlas porque aparecen una y otra vez. La vida como un degradé, puedes estar triste, puedes estar feliz, ver a alguien, despedirte, y sentir como te desvaneces, puedes sentir el humo recorrer tu cara, tus ojos, como se te dilata la pupila al momento en que entra la toxicidad del cigarro a tu cornea. Te desmayas, puedes chocar contra una pared, te afirmas, te desmayas, un lento degradé. Caes sobre el suelo, solamente sobre el suelo. No sé lo que hay debajo del suelo, quizás el asfalto y debajo del asfalto el infierno, no sé en realidad. No quiero hablar del diablo, no sé qué cosas le respondería. Si él me preguntara el por qué de mis acciones no sabría que responderle, sería tan cobarde, yo creo que lloraría y me afirmaría de sus piernas mientras le lleno los pantalones de lágrimas. La grabadora comenzó a hacer un sonido extraño y el tiempo de grabación había expirado.

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