viernes, 24 de agosto de 2007

No lo puedo soportar, prometo que dije la verdad (Parte I)


Esta noche es la más fría que he visto pasar en toda mi vida, quizás puede que sea diferente a las demás. Estoy caminando a su lado y sus ojos brillantes iluminan mi cara. No me siento del todo bien, es más, una sensación extraña en mi estómago me asusta bastante, una especie de sobredosis de adrenalina mal canalizada mezclada con un poco de tristeza y el resto es agobio de su parte, quizás su impulsividad comienza a causarme náuseas, o su obsesividad enfermiza me aterra a tal punto que solamente quiero huir y esconderme bajo mi cama. Se pone de pie frente a mí, me mira un instante y sonríe, ese gesto de amor superlativo me produce escalofríos en vez de encantarme. Quito la mirada y perdemos contacto visual. Toma mi mentón y me pide que lo mire a la cara, que no lo evada una vez más. Le ruego que me deje un momento tranquila, que puedo mirar lo que a mí se me antoje, que no soy un juguete de él, que no soy objeto de su pertenencia como para poder disponer de la dirección que enfocan mis ojos. Se enfurece y me dice que no comprende nada, que cómo puedo decir tamaña estupidez siendo que nuestra relación cada día es más cercana y más hermosa que el día anterior. Me asusto a tal punto que mi piel pierde su color y me entero al observar mis manos pálidas como un papel, y mis piernas tiemblan de tal forma que es difícil mantenerme de pie. Lo miro de reojo, de tal forma que no note mi mirada posada sobre él ni huela el miedo que puedo estar experimentando, sus ojos comienzan a desorbitarse, las venas de su cuello se hacen notar de tal manera que pienso que en cualquier minuto pueden estallar y su pecho se mueve con más rapidez a causa del aceleramiento en el ritmo de su respiración. Tengo pánico. Él comienza a acercarse a mí lentamente, da un paso y yo doy uno hacia atrás para alejarme sin ser muy obvia. Toma mi mano y me pregunta qué es lo que siento por él. Su cara se transforma y muta a una especie de monstruo nocturno digno de pesadilla infantil, de tal forma que mi pecho se contrae y siento un dolor enorme en mi corazón. Me grita que le responda y su mano comienza a apretar la mía. Le digo que lo amo pero que se hace tarde y debo regresar a mi casa. Muevo mi mano rápidamente para librarme de la de él y comienzo a correr. Mientras me alejo de ese tenebroso lugar escucho un jadeo que cada vez se acerca más a mí. Volteo para saber qué era ese extraño sonido y él se abalanza sobre mí. Me toma de la muñeca y dice que nunca me dejará ir. Estoy completamente aterrada maldiciendo el momento en que fui a conocerlo, rezando para que algún santo me escuche y me libre de semejante situación que tanto me asusta. Me mira y sonríe. Mi cara ya no tiene expresión alguna, nisiquiera tengo ganas de llorar ni de hacer alguna mueca en señal de sufrimiento porque el miedo me invadió de un segundo a otro sin percatarme. Intento continuar caminando y él aprieta más su mano y mi muñeca me duele aún más al sentir cómo me intrusta sus huesudos dedos en la piel. Le pido que me suelte y me jura que nunca permitirá que me aleje de su lado. Comienzo a congelarme y a causa del frío mi nariz comienza a sangrar. No quiero gritar porque pienso que será peor. Le imploro que me deje ir porque tengo que llegar a mi casa y él me pregunta si no le basta con que esté con él y con el amor que el siente por mí. Atrapada...así me siento. Estoy petrificada intentando salvar mi brazo de sus inmundas garras que me arrastran hacia él, quiero ser libre y poder caminar tranquila. Lo miro a los ojos y le grito que me suelte. Se enfurece, sus ojos se llenan de sangre y me susurra al oído que soy una mentirosa, que cómo tengo el descaro de decir que lo amo siendo que tengo deseos de irme. Mis ojos se llenan de lágrimas y le explico que no tiene nada que ver con eso, que solo me siento mal, un poco cansada tal vez. Dice que me ama y que nada nos separará. Me asusto aún más y siento que es mi oportunidad de escapar. Muevo con agilidad mi brazo y me libero de su mano pero en fracción de segundo me toma por la chaqueta y no deja que corra. Pido que un milagro suceda, o que llegue un pistolero digno de película de acción y le dé un par de balazos para poder irme. Le ruego llorando que me suelte y él me grita que nunca lo hará, aprieta mi muñeca con sus dos manos y siento que el oxígeno se va, me cuesta respirar y un cosquilleo extraño invade mi cuerpo, todo da mil vueltas, las luces del alumbrado público giran en mi cabeza y su cara se vuelve más borrosa. Me desespero y siento fatiga. No tolero el solo hecho de saber que mi circulación es interrumpida por sus mugrientas manos. Busco aire y no encuentro, abro la boca y jadeo pero es peor. Un par de puntadas en el pecho me aterran, pero más miedo siento al ver su cara, cómo sonríe al retenerme mientras dice que me ama. Un dolor liquidante en el pecho hace que pierda el equilibrio y mis ojos se desorbitan. Me mareo, respiro por últma vez y caigo mientras él continua sosteniendo mi mano.

(Título sacado de "Jenny was a friend of mine" de The Killers)

2 comentarios:

Otterleo dijo...

quedé metido jejejej..
me gusta la manera en que relatas, no le pierdo el hilo, y tampoco se hace incoherente...
oie, tienes muy buenos gustos, quizás no comparto esos gustos medios poperos XD....pero mucho de lo que tienes ahí me gusta,
y te gusta grey's anatomy!!!! *.*..me encanta esa serie,..
y dawson's creek que hace tiempo que no la veo..
ajjaja y desperate houswives es mi placer culpable XD...
te seguiré leyendo porque quedé intrigado, y gracias por visitarme que no sé de donde te aparecí! o.Ö...
^^ saludos!

Lua L. V dijo...

gracias por pasar por la shit de blog que tengo ^___^.

Tu relato está buenísimo, me gustó mucho así que... estaré esperando la segunda parte-.
Te leo. Cuídate.