Lo más probable es que nunca más vuelva a creer que sea capaz de experimentar las mismas sensaciones de hace un tiempo atrás. Solo basta con dejar de confiar en tus propios instintos y sentimientos para autoconvencerte de tal forma que vacías todo tu contenido, que borras cualquier indicio de dependencia y te juras a ti misma que podrás luchar y ser feliz por tus propios medios ya que nunca nadie dijo que debían ser sinceros contigo, nadie nunca te prometió que la vida, solo por ser tú, sería justa. Comprendes lentamente a base de golpes y dolores que no todos son como tú y que no todas las personas tienen buenas intenciones.
Comienzas a soñar con historias ajenas contadas por otros, con la ficción de una historia de amor cuidadosamente elaborada y es tu oxígeno, lo que te mantiene viva. Y es válido. No hay por qué verle el lado negativo. Es bueno.
A veces quisiera alejarme del tabaco pero ingreso a nuevos vicios y tonterías de adolescentes sin control alguno que sé que con el paso de los años me harán daño. Hoy me limpian, me purifican, me hacen olvidar. Una vez leí que el dolor físico hace que olvides el sicológico. No lo creí lógico hasta que lo viví. Es como si te doliera una muela y luego golpeas la pared con tu puño. La muela pasará a segundo plano y tu mano comenzará a palpitar para pronto entrar en pánico por la posible fractura de algún hueso.
No quiero pensar, no quiero sentir, no quiero soñar. Pretenderé vivir en base a mi propia ficción, donde fingiré ser feliz, tenerlo todo y sonreír, pero al final de la noche, cuando esté entre mis sábanas solamente escuchando mi respiración, podré estar tranquila y dejar de mentir, me enfrentaré de manera calma a la verdad, a mi verdad, a mi realidad y dormiré para evadir mis propios reproches y mis propias frases donde me juzgo. No escucharé, no veré, solo respiraré, una noche más, tal como las anteriores.
(Título sacado de "I still haven't found what I'm looking for" de U2)
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